30 de mayo de 2007

Extinción

Los problemas del ser humano nos ciegan a veces, impidiendo ver la belleza que yace delante de nosotros, y la que, dedicándola unos minutos, es capaz de deslumbrarnos.



Los seres vivos nacen, crecen, se reproducen y mueren, en un proceso simple y a la vez inimaginablemente complejo. Hace ya mucho tiempo que escribía en mi diario aquello de: "Nos hace falta un paseo por la naturaleza". Y es verdad. ¿Qué mejor manera de aprender a apreciar lo que tenemos, de disfrutar del sol, de las nubes, de la lluvia y del frío aire del norte que subiendo al monte?

Hoy he subido al Argalario. Me he encontrado con un sol ardiente, con unos cuantos montañeros campechanos que me han saludado y dado ánimos, con un perro patada que me ha saltado a la bici y con unas vistas increíbles del mar (Bilbao, Barakaldo, Sestao, Portugalete, Trápaga, Getxo... todo de una mirada).

Ha habido momentos en los que casi desisto (la subida no parecía acabarse nunca!) pero poco a poco he seguido adelante. Llegar a la cima y ver el repetidor, esas campas de cuento, las vacas, los caballos, los potrillos, las ovejas, los lagos de las minas... ¡Cómo he echado de menos mi cámara! Otro día sacaré fotos. De momento os dejo estas preciosas fotos.



Diez animales que no verás en 10 años: http://www.sciam.com/gallery.cfm?articleid=1F831201-E7F2-99DF-3B23C127DC0F12ED

PD: Os dejo el blog de una buena amiga: Dulces sueños

28 de mayo de 2007

Hauxe Da Bizitza!!!



Con este lema, "Esto es vida!", un autobús blanco se para una vez al mes cerca de casa.

No se cuando se me ocurrió, probablemente en alguna reflexión en plan "cosas que me dan miedo pero que quiero hacer alguna vez". Así que cuando hace poco me di cuenta de que cumplía los requisitos fui a informarme. Aquel día no tenía mucho tiempo, pero me dieron una hoja amarilla para que la leyera y rellenara.

Hoy, por fin, hoja en mano, he subido al autobús. Bastante perdido, inmediatamente me han atendido y, lo primero, entrevista con la médico. La verdad es que podía haber sido un poco más amable, encima de que le echo narices para donar sangre. Pero también es verdad que la gente no suele ser sincera respecto a sus hábitos sexuales. Eso me ha hecho reflexionar acerca de como la educación, bueno, la falta de educación sexual provoca que nos cueste mucho hablar sobre ello, que nos resulte violento, que te cerciores de que la puerta está bien cerrada.

La tensión, un pinchacito en la mano y a tumbarte en la camilla (comodísima por cierto). La verdad es que el autobús está muy bien equipado y cuenta con un montón de personal: médico, tres enfermeras super majas y el conductor (o el que pienso que era el conductor jejeje). La verdad es que el pinchazo pensaba que iba a ser peor, pero apenas me he enterado; enseguida estaba viendo la tele, escuchando música, mirando por la ventana...

5 minutos, 30 segundos y 450 ml después ya estaba listo. Me han dejado un poco tumbado, luego me he incorporado y he pasado a la parte de atrás, a beber para recuperar líquidos mientras leía el periódico. Y ala, a la calle!

La verdad es que no he sentido ningún bajón, salvo el sentir el brazo izquierdo con el esparadrapo (para la siguiente vez me depilo antes, que ahora me lo tengo que despegar y no me apetece nada, jejeje).

¿Y el miedo? Superado. Está en la mente. El valor es una farsa; solo aparece después de que haces eso que te da miedo!

Animaos! Pensad en aquellos que necesitan tu sangre, en la vida que puedes salvar junto a la sangre de otros cientos de donantes. Es una hora de tu vida. ¿Quién sabe si algún día necesitarás una transfusión?

23 de mayo de 2007

Otras culturas: Mongolia - La tierra infinita

La cultura es el conjunto de todas las formas de vida y expresiones de una sociedad determinada






Ala, hoy estoy inspirado e inauguro una nueva sección. La he titulado "Otras culturas". En ella en vez de escribir acerca de países al estilo de una enciclopedia escribiré experiencias y entrevistas en otros países. Historias que nos permitan saborear un poco cómo viven allí, cómo es su día a día.

Antes de empezar quiero dejar muy claro mi opinión acerca de lo que representa una cultura y, sobretodo, qué es lo que no.

Cultura, además de la música, la cocina, el vestuario y los chistes malos es, como dice mi amiga Wikipedia, el conjunto de todas las formas de vida de una sociedad. Pero yo quiero remarcar que la cultura no está por encima de los derechos humanos: la igualdad, la educación, la vida, la tolerancia... son valores universales que no pueden ni deben ser arrollados con la excusa de "una cultura diferente".

Además, la cultura nunca puede utilizarse cómo un método de diferenciación nacionalista. Es decir, todos somos personas, todos tenemos los mismos derechos, y la cultura no puede ser nunca una barrera entre dos personas. Con esto me refiero a las actitudes retrógradas de "yo no me mezclo con moros" o "bua, ese es gay, cuidado con él". La cultura, las creencias y las costumbres individuales nunca pueden utilizarse para separarnos.

Hoy toca hablar un poquito de Mongolia, uno de esos sitios a los que iré algún día.

Espero que Zigor Aldama no se pique conmigo, pero me estoy convirtiendo en un verdadero fan de sus artículos. Este periodista suele publicar en diversos medios artículos muy interesantes acerca de Asia. Solo tiene un fallo, utiliza Msn Spaces, pero trataremos de convencerle para que abandone a Microsoft y se pase a algo más transparente!

Este es el artículo (copiado del Diario Montañés y del Diario Sur).


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Nada por aquí, nada por allá. Salvo por aisladas zonas montañosas, en Mongolia sólo se puede elegir entre una alfombra verde o una marrón. Entre la estepa y el desierto. Llanuras desoladas en las que un giro de 360 grados sólo descubre kilómetros y más kilómetros de soledad. Un millón y medio de personas vive desperdigado por una superficie tres veces superior a la de toda Francia, un territorio en el que la furia del clima continental se abate sin piedad: el mercurio cae hasta los 30 grados bajo cero en invierno, congelando hasta la tierra, y salta hasta los 35 sobre cero en los cortos meses de verano. En un mismo día, la oscilación térmica puede llegar a cuarenta grados.

En este ambiente hostil, los nómadas de Mongolia sobreviven como hace siglos. Viven en las yurtas tradicionales conocidas como ‘ger’, casas circulares construidas con telas y pieles, y recorren el territorio en busca de pastos mejores para sus animales, el sustento emocional y económico de todo un pueblo que se enfrenta al duro envite de la globalización. Cada vez son más los jóvenes nómadas que buscan sobre el asfalto una vida mejor, aunque en muchas ocasiones lo que encuentran es una jungla dominada por la violencia y el alcoholismo.

La capital de Mongolia, Ulan Bator, es un catálogo de excesos en el que se vive un ambiente deprimente que nada tiene que ver con la hospitalidad y la inocencia de la que hacen gala los campesinos. «La ciudad nos convierte en seres malvados. Olvidamos a la familia, nuestro vínculo con la naturaleza y las raíces de nuestra cultura», se lamenta Anar Chack, una joven urbanita de 24 años. «Y eso es todo lo que sustenta la vida nómada», añade.





Si lo tuviera, el reloj de Tsendayush marcaría las 22.37 horas. El sol coquetea con la línea del horizonte, y el termómetro va en busca de su mínimo diario por debajo de la marca del cero. Es hora de dirigir a los animales a sus respectivos cercados. Los caballos, las cabras y las ovejas. La familia al completo se reúne para traer a los animales, desperdigados en kilómetros a la redonda. Los hombres los guían a lomos de sus caballos mientras las mujeres jóvenes los encierran. Chimdregzen, la abuela, prepara cuencos de yogur de leche de camella para cuando hayan terminado. Salvo por unos fideos vegetales, los quince miembros de la familia, que se alojan en tres ‘gers’ contiguos, tienen una dieta basada en lácteos.

Son más de las once cuando se reúnen todos en torno a la vieja estufa en la que queman excrementos secos. «Aquí no tenemos madera, así que nos las tenemos que ingeniar de alguna forma para combatir el frío», comenta Tsendayush, el padre de familia. De nuevo, la respuesta a sus problemas llega de la mano de los animales. «Nos proporcionan comida, pieles, combustible e, incluso, una forma de transporte. Nuestra vida depende completamente de ellos», comenta.



El día a día

No han pasado cinco horas desde que cerró sus ojos y Unurjargal ya está levantada. La mujer de Tsendayush se abriga y sale a ordeñar las ovejas antes de que su hijo las lleve a pastar. Poco a poco, el intenso manto de estrellas que cubría el cielo va desvaneciéndose para dejar paso a las luces anaranjadas del amanecer. No tardan en acompañar a Unurjargal a su hija Munkhsaruul, de 17 años, y al más pequeño de la familia, Nyamochir, de ocho. La primera se pone manos a la obra, ordeñando cabras, y el segundo monta a su caballo, al que está adiestrando para participar en la mayor festividad del país, el ‘Naadam’.
Tsendayush, por ser el padre de familia, disfruta de 45 minutos más de descanso antes de sorber un cuenco de yogur y de volver a llevar el ganado a los mejores pastos de la zona. Para entonces, toda la familia está realizando alguna labor, cada cual en la medida de sus posibilidades. «Aquí no hay lugar para la vagancia», sentencia Unurjargal.

A casi 50 kilómetros de distancia, y a casi 2.000 metros sobre el nivel del mar, un ‘ger’ llama la atención por los artilugios que lo rodean. Parece mentira, pero la familia de Choijames cuenta con una antena parabólica y placas solares que producen electricidad. En el interior del ‘ger’, cuyo suelo está tapizado, los niños disfrutan de la última versión de ‘King Kong’ en su flamante reproductor de DVD. Forman parte de la clase alta nómada, algo que parece una contradicción, aunque no lo es.

La clase social entre los nómadas la determina el número de animales que posee cada familia. Se estima que hay unos 30 millones de cabezas de ganado en el país, lo cual supone una media de 20 por habitante. Sin embargo, hay grandes diferencias dependiendo de la zona en la que vive cada familia. Choijames, por ejemplo, disfruta de la tranquilidad que da tener más de 300 animales bien alimentados. Los excedentes que vende en el mercado local de Tsetserleg le sirven para enviar a sus hijos al colegio en la capital, disponer de coche y moto, y adquirir los últimos éxitos de Hollywood. Sin embargo, para Byambsuren, nómada del desierto del Gobi, la supervivencia es el objetivo. Sus 50 animales, entre los que no se encuentra ningún caballo, tienen un aspecto lastimoso. La sequía provoca la desnutrición del ganado y ya han perdido dos camellos por el frío después de tener que vender su piel de forma prematura. Poco a poco, Byambsuren ha ido perdiendo la fe en su forma de vida. «Antes podíamos mover nuestra residencia cuatro veces al año; ahora sólo dos», se lamenta. «No tenemos dinero ni siquiera para la gasolina de la moto».



Trabajar por el futuro

El interior del ‘ger’ deja al descubierto las carencias. La lona está podrida y la arena se cuela por las aberturas inferiores. El presupuesto no da para recubrir el suelo del desierto sobre el que han construido la vivienda, y la electricidad es algo que jamás podrán permitirse. Aquí, los niños juegan con los animales recién nacidos. No hay juguetes.

Gracias al trabajo de UNICEF, eso sí, los pequeños acuden a un internado varios meses al año. «Tenemos que preparar a los jóvenes para una futura escolarización reglada», comenta la profesora de la guardería, situada en medio de la nada. «Traemos aquí a los hijos de los nómadas que viven en un radio de cuarenta kilómetros, y aquí conviven durante periodos de quince días». Lo único que delata la existencia de un patio es una canasta en medio del desierto. «Aquí no hay peligro de que se escape la pelota».



Byambsuren, Choijames y Tsendayush comparten una forma de vida con miles de años de Historia. Todos recuerdan al mayor ídolo mongol, Gengis Khan, conquistador de conquistadores. «Nuestro orgullo va desapareciendo rápidamente. Ya sólo lo reservamos para las festividades del ‘Naadam’ y para cuando el vodka nos hace olvidar nuestras penas», se lamenta Tsendayush.
«Nuestros hijos ven en la televisión una vida que les parece más atractiva, y sólo uno de los cinco que tenemos quiere seguir con la tradición nómada, a pesar de que contamos con todo tipo de avances en casa», reconoce Choijames. Byambsuren, a pesar de ser el más pobre de todos, defiende el nomadismo.

La sabiduría del viejo Dandijav

En sus tiempos mozos, hace dos décadas, Dandijav era considerado uno de los mejores pastores de Mongolia. Durante el festival del ‘Naadam’, la mayor celebración nacional, sus virtudes a lomos del caballo eran la envidia de muchos. En la década de 1980, Dandijav contaba con más de 300 reses que le proporcionaban una vida cómoda, dentro de las dificultades que comporta vivir en el desierto del Gobi. Sin embargo, la caída de la Unión Soviética supuso un duro golpe para él y para su familia. Se acabaron, entre muchas otras cosas, los subsidios para los nómadas y la educación gratuita. Ahora, sus cien animales presentan un estado lamentable. «Es una tragedia», reconoce Dandijav.

¿Es dura la vida de nómada?

Quizá desde la perspectiva occidental lo sea, pero nosotros no conocemos otra y no consideramos que nuestra forma de vida, en sí, sea dura. Lo que sucede es que las condiciones ambientales han cambiado radicalmente en la última década, y cada vez es más difícil encontrar pastos para los animales.

¿Les afecta el cambio climático?

Mucho. Hace cuatro años no era complicado encontrar algo de vegetación con la que alimentar al ganado, pero cada año que pasa el desierto se va haciendo más inhabitable, y no es posible tener tantos animales como teníamos. Cada vez llueve menos, y hay que desplazarse más lejos para encontrar pastos. Nuestros ingresos no nos permiten hacer recorridos tan largos, así que tenemos que apañarnos con menos animales, que es lo mismo que decir que tenemos que sobrevivir con menos recursos.

Sin embargo, la vida en la estepa no es tan difícil. ¿Por qué no viajan allí?

Somos nómadas, pero el estado no nos permite circular libremente por todo el territorio, y lo comprendo. Si todos decidimos ir a donde se encuentran los mejores pastos, pronto desaparecerán y no habrá para nadie.

Si la situación sigue empeorando, ¿qué solución ve?

Esperamos que el Gobierno decida disparar a las nubes para que llueva. El problema es que no descargan como solían hacerlo, pasan de largo sin dejar una gota, como consecuencia del cambio climático provocado, en gran medida, por la industrialización China. Lo que tememos es que, al final, este hecho puede acabar con nuestra forma de vida, porque no podremos resistir siempre.




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Os dejo mis reflexiones:

- La sencilla y sostenible vida en el campo es maravillosa. Debemos de respetarla, aunque, claro que sí, hay que asegurar que los niños tienen la misma educación y oportunidades que todos.

- La televisión consigue vender una forma de vida que es todo apariencia, pero a la que le falta un sentido más amplio. Como bien dice Hernán Zin, los del Norte queremos dar una educación a los del Sur, pero tenemos tanto o más que aprender de ellos.

- El cambio climático es una realidad capaz de destrozar formas de vida milenarias.

- La Unión Soviética les proporcionaba educación gratuita y ayudas. ¿Y ahora qué, ya no hay nada?

- La ciudad, el centro de la economía, del dinero, del trabajo, se acaba convirtiendo en un infierno. Este artículo de la BBC me recuerda a lo que ocurría en mi ciudad, Barakaldo, hace 60 años.

El papa y sus paparruchas



Paparrucha. 2. f. coloq. Tontería, estupidez, cosa insustancial y desatinada.

Pope Benedict XVI told Latin American bishops in Brazil that American Indians had been "silently longing" to become Christians 500 years ago.

The BBC's Emilio San Pedro said the Pope had said the Christianisation of the region had not involved an alienation of the pre-Colombian cultures.


Este hombre tiene la capacidad de sorprenderme cada día. Ahora resulta que los indios (mejor dicho indígenas americanos) necesitaban de la salvadora llegada de la Iglesia católica. ¿Qué es lo que quiere decir: que estaban locos o que esta salvaje invasión fue un buen regalo para el continente?

Da igual. El caso es que la Iglesia católica va de mal en peor. Comenzaré por el lado positivo: El cristianismo defiende una visión de la vida en la que el amor es lo más importante, en la que todos nos debemos de ayudar, etc. Inspirados por esa visión millones de personas se han ayudado y han mejorado sus vidas y las de los demás. Personas que he tenido la suerte de conocer, que arriesgan su vida en Honduras, en Guatemala, en el Salvador y en muchos otros países no para llevar la Buena Noticia, sino para, simplemente, ayudar con sus pocos medios.

A todos esos héroes anónimos les respeto y les aprecio, al igual que a la filosofía que les ha llevado a hacer sacrificios tan increíbles.

Pero ellos son solo una parte de la Iglesia. Existe otra parte, la del dogma. La que habla de Dios como si fuera un gigante con una espada sobre nuestras cabezas. La que gasta su dinero para demostrar que los preservativos son peores que la abstinencia. La que es homófoba. La que es machista. La de los ropajes de oro, la de las misas en latín.

Existe un conflicto de intereses enorme entre ambas corrientes. No es posible ser coherente, defender la paz y el amor, los derechos humanos, y, sin embargo, continuar con ideologías sectarias, saltarse algunos derechos humanos y utilizar una absurda estructura de poder. Hay quienes valoran el conjunto positivamente. Yo no. No me gustan las generalizaciones, y no pienso que el sudor de los misioneros pueda relacionarse con la ostentosidad y las chorradas a las que generalmente se dedica el papa.

De todas maneras, espero que algún día comprendan su error y cambien de rumbo. No me importa cuál es la motivación, cual es la doctrina; lo importante, queridos lectores, es lo que hacemos, porque eso es lo que somos.

14 de mayo de 2007

Aprender es un camino escabroso


El amor es como una montaña rusa: lleno de subidas y bajadas.

Pero, aunque duela, hay que seguir adelante.

¿Qué fue lo que faltaba?

No es momento de mirar atrás. Os dejo una foto de recuerdo, porque no me apetece hablar demasiado.

Who knows if this train or maybe another is waiting for you?

Updated: A veces es escabroso, pero muchas otras maravilloso! (No tengáis en cuenta la sarta de chorradas del momento de mal rollo, jeje!)

13 de mayo de 2007

Recuperando el color

Os dejo tres imágenes que, de alguna manera, simbolizan este precioso fin de semana. Cosas que he aprendido o recordado:

- Ten miedo de las cosas que no hagas. De las que hagas, procura no arrepentirte.

- Divide y vencerás. Si tienes un problema, motívate, busca qué es lo primero qué deberías hacer y hazlo ya.

- La vida es simple. La vida es bella. Nosotros la hacemos espantosamente complicada.

- Hay que probar más a menudo la increíble libertad de andar en bici por el bosque, pararte en una encrucijada y seguir el canto de los pájaros!



Una llave no es suficiente para abrir una puerta. Es un proceso que implica acertar, apretar, buscar con suavidad ese punto en el que un clic te descubre una sonrisa.



¿Cuántas veces nos quedamos mirando al móvil anticipando esa musiquita que nos alegrará el día?



Renunciando ya hace un rato a pedalear, me paro en este peculiar claro para observar las flores que me rodean

12 de mayo de 2007

¿Cuántos Cayucos, pateras y lanchas?


La portada del periódico: 215 inmigrantes detenidos en Canarias.

Esta es la incógnita, el gran objetivo: Encontrarlos, reunirlos, detenerlos, darles una mantita y enviarlos de vuelta a "su país de origen". Claro, son ilegales. Son delincuentes por invadir nuestro país.

Qué mejor que unas fotos, qué mejor que una mirada para expresar un millón de palabras.







El neoliberalismo se defiende

Navegando por meneame me encuentro con un estudio económico (Xavier Sala-i-Martin) acerca de los efectos de la globalización en la pobreza y en la situación global: http://www.eco.uc3m.es/~andiaz/pdfs/macroIII/salaimartin.pdf

La tesis que defiende el autor es sencilla. Aunque los activistas critiquen la globalización, los indicadores dicen que hay menos pobres ahora que en 1970. Al menos, los pobres viven mejor. Asia es ejemplo de ello. África sigue siendo pobre porque la inversión y la globalización no ha acabado de prosperar. Respecto a las diferencias sociales, argumenta que no está seguro de que sean malas, que es mejor que los pobres mejoren un 10% y los ricos un 20% a que no mejore nadie.

En una palabra: fascinante. Fascinante la argumentación. Fascinantes las estadísticas. Por un momento me he encontrado preguntándome a ver si en algo tenía razón, a ver si la globalización va a ser lo que necesita el mundo. Pero su argumentación hacer aguas por todos lados. Es tan simplista, tan "mira estos tres números que te estoy enseñando, quédate mirándolos hasta que te convezcas".

1. No voy a discutir sus estadísticas. Es posible que los pobres no estén tan mal como en 1970.


2. Esos resultados me parecen vergonzosos. Puede que a él le parezca que el mundo va bien, que Asia es un paraíso del desarrollo social. Puede que incluso se de una palmadita en la espalda mientras disfruta de todos los lujos que se puede permitir (según él, al fin y al cabo, consumir mejora el mundo).


3. El autor afirma que el hecho de que los ricos exploten a los pobres es positivo porque así los pobres tienen algo más con lo que vivir. Me parece tan absurdo que no se como empezar. Una afirmación así revela un negativismo total, una falta de visión acerca de un mundo mejor, una actitud tan "me aburro y analizo el mundo para que parezca que mi egocentrismo lleva al éxito de todos".

Quizás es que yo y muchos otros tenemos un concepto diferente de derechos humanos, de justicia y de todas esas cosas. Discriminar a los humanos entre "ricos" y "pobres", defender un liberalismo total en el que el egoísmo del individuo mejora la sociedad, es, en mi opinión, una grave falta de respeto para todos aquellos que sufren mientras alguien se dedica a dibujar estadísticas para justificar su pasividad.




Si os sobra tiempo, leedlo. Sino, mejor que paséis de ello y hagáis algo más productivo, que escuchar a los neoliberales defenderse me resulta enfermizo.

7 de mayo de 2007

El movimiento social


This movement is relentless and unafraid. It cannot be mollified, pacified, or suppressed.

It is nonviolent, and grassroots; it has no bombs, armies, or helicopters. A charismatic male vertebrate is not in charge.


Es curioso como, gracias a Internet, la información sigue un flujo imparable. Gracias a el blog de Hernán Zin (que una intrépida lectora me recomendó, thanks!) descubro varias nuevas web de información alternativa (mejor dicho información real). Entre ellas se encuentra CommonDreams.org. Curioseando me llama la atención un artículo de Paul Hawken (publicado en la revista Orion).

Se titula "To remake the world". Me ha impactado tanto que no he podido hacer otra cosa que dedicarle una entrada.

En el artículo Paul nos habla de todas las personas, que agrupadas en pequeños grupos independientes, lucha (trabaja, se manifiesta, trata de mejorar - esto va para cierta lectora pacifista :) por sus ideas, entre los que se encuentran el cuidado del medio ambiente, la justicia social y el respeto a los pueblos indígenas.

Todas estas organizaciones forman una enorme maraña descentralizada. No están conectados, no forman parte de ninguna ideología, no hay líderes, apenas manifiestos (¿quizás la Declaración de Derechos Humanos?), no disciernen nacionalidades, razas ni religiones; pero no hay duda de que se extienden.

Para mí el artículo me muestra un rayo de esperanza en la generalizada y negativa visión de "el mundo es una mierda". Así que ya sabéis, animaos, que somos muchos y con muchas ganas!


And I believe it will prevail.